Verdad es que las comedias embarulladas de las aventuras de hombres solteros, o que pretenden serlo, han contagiado la taquilla global con éxito considerable e inesperado para muchos (¿llegaron para quedarse?); de esta manera en lo más reciente se tiene algunas piezas como “Pase libre” y “The hangover I y II”, siendo “Quiero matar a mi jefe” una muestra más que cosecha triunfo en este género.
“Quiero matar a mi jefe” reúne un elenco que resulta preciso para cada una de las casillas de esta película. Tres jefes; Colin Farrell (el errático), Kevin Spacey (el tirano) y Jennifer Aniston (la insaciable) son los encargados de suministrar dosis de infierno laboral a los tres protagonistas Jason Bateman, Jason Sudeikis y Charlie Day, los mismos que por frustación y en venganza deciden en medio del mayor desvarío; matarlos.
A grandes rasgos el flujo de la historia podría catalogarse como usual, pero la clave del potencial esta en el salpique de situaciones aleatorias tan variopintas e impredecibles que se presentan, que al menos arrancaran una simpática sonrisa dentro del círculo más crítico (en el cual muy humildemente me ubico) y ad hoc para la carcajada del público tradicional; que se dirige a una sala de cine a distensionarse de hoy comunes amenazas terroristas y crisis económicas. Misión cumplida entonces!
A resaltar la actuación, y más que esto, los “atributos físicos” con los que Jennifer Aniston se ganó con sobrados méritos el papel de odontóloga ninfómana, y no era para menos, ciertamente lucía como una dama peligrosa. Y es que después de todo, ¿quién nos protege de una villana carnal que nos ha sedado en su consultorio?
En este mismo sentido, aplausos para Charlie Day en su papel de víctima de la ninfómana; aplausos a su voz nasal y quejumbrosa; sin su interpretación cómica la película vería disoluta la mayor parte de su chiste. Dicho en otras palabras, ¡este tipo es el bufón por excelencia y pobre personaje! jejejeje, uno realmente llega a compadecerlo. De más estará decir, que estaré pendiente de nuevos trabajos de este actor y comediante, ya sea en la pantalla grande o chica.
No olvidar por su calidad efímera y secundaria a Donald Sutherland (padre del errático), Jamie Foxx (cazarrecompensas Dave "Motherfucker" Jones) y al por poco indescubrible actor de los cuatro fantásticos, versión 2005 y 2007, Ioan Gruffudd (asistente renal a domicilio).
Rechiflas merece solamente este largometraje cuando se cruza el límite tolerable, y ciertamente cae en la vulgaridad por vulgaridad; claro está, que en cuanto a ramplonería, otras se llevan la corona, como la irresponsable No te metas con Zohan (2008), con Adam Sandler.
Hilarante opción que no llegará a formar parte de los clásicos, pero si es digna de repetirse, al menos dos veces más.
De 1 a 7: 5
Camilo Rosales
Hace 1 semana
